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Marú Henríquez vio morir al becerrero
Esta mujer, nacida en Caracas, criada y arraigada en El Tigre, presenta su
primera producción discográfica “Vengo a traerles mi canto”, diez canciones que
fluyen desde lo recio hasta lo estilizado.
CARLOS
SAN DIEGO:
Quien la oye cantar, creerá que desde niña está parada al
pie de un arpa. Quien la oye cantar, creería que nació en el llano adentro o
sobre el manto de la Mesa de Guanipa. No es así. Ni lo uno, ni lo otro.
Marú Henríquez nació en Caracas el 23 de agosto de 1990
(23 de agosto, un día igual al que vino a este mundo el legendario cantautor “cholo” Valderrama). Y comenzó a
cantar adolescente. Tenía 16 años cuando por primera vez se acercó a un arpa
para soltar su voz en tono de Mi menor, interpretando un pajarillo escrito por
su tía Soila Castrillo Romero, con el título de “Soy Venezuela canción”.
El Tigre, estado Anzoátegui, la recibió cuando tenía seis
años de edad. Su familia por la parte materna canta, improvisa y baila.
Se atrevió:
Marú
estudiaba en el liceo Juan Pablo Rojas Paúl de El Tigre. Una compañera de
clases y amiga la motivó a participar en el festival Voz Liceísta y con el
apoyo del profesor de música José Antonio Ramírez se atrevió. Participó con el
pajarillo de Soila Castrillo. No tuvo
figuración. Pero allí comenzó todo. Todo el amor que siente por la música llanera.
Después de ese primer festival, vinieron dos
participaciones más. Esta vez, representando al liceo Pedro Briceño Méndez, con
la misma canción “Soy Venezuela canción”. En la última ocasión obtuvo un
segundo lugar.
Los universitarios:
Al
abandonar la etapa liceísta ingresa a la Universidad Politécnica Territorial
José Antonio Anzoátegui en El Tigre. Allí se incorpora a la agrupación Los
Copleros Universitarios, con los que viajó por varias ciudades del país. Hubo
mucho trabajo en escenarios. Para entonces, era director de Cultura de la
alcaldía de El Tigre el músico Ovidio Piñero. Fue una etapa de aprendizaje.
Ella tenía preferencia por el género recio. Participó en el festival Panoja de
Oro en 2011. No clasificó.
Redescubrimiento:
Confiesa
que después de su incursión en la Panoja de Oro, vino un proceso de maduración.
Fue una etapa de reflexión sobre su carrera artística. Guardo reposo o especie
de retiro voluntario. Se interrogaba sobre qué tipo de música quería hacer y
proyectar. Así cree que descubrió que su verdadera vocación como cantante de
música llanera se adapta y le da mejores resultados con la en la tendencia del
género pasaje. Fue el nacer de una segunda pasión por la música criolla. Fue
como dice la letra del “cholo” Valderrama en su pieza “El día que nació
pasaje”: Prosa de mi tierra llana / musa de mi llano inmenso, / cómo va a viví
un llanero / sin llevá un pasaje adentro.
De la universidad egresó con el título de Técnico Superior
Universitario en Procesos Químicos. Ejerce en la industria petrolera como
especialista en fluidos de perforación. También es comerciante. Casada y madre
de una niña. Con canto le pone química sonora a las cuerdas de la camoruca.
Trae su canto:
Con esta
serie de realizaciones personales, el siguiente paso en la vida de Marú
Henríquez fue la grabación de su primera producción discográfica: “Vengo a
traerles mi canto”. El trabajo salió con la primeras lluvias de 2017, en mayo,
con el aroma de los lirios que perfuman la sabana.
El disco se grabó en el estudio Jubal Audio en Valle de
La Pascua, estado Guárico. Contó con el acompañamiento musical de los arpistas
Armando Betancourt y Eugenio “pepo” Ledezma. En el cuatro Antonio Juan
Rodríguez, quien también interviene cantando en el tema “Son palabras”, de la
autoría de Naudy Escalona; en las maracas Luis Moreno y Luis Guillermo Pérez, y
en el bajo “pepo” Ledezma.
Tonada pasaje:
Las
canciones de promoción de este disco de Marú Henríquez, que en el argot artístico
se identifica como “La soisola de El Tigre”, son: “La muerte del becerrero”,
una tonada pasaje de la autoría de Gabriel Montoya “el llanerazo”, el pasaje
“Recoja lo suyo y siga” de Yerson Baena y la balada versionada en expresión
llanera “Ya te olvidé” de Marco Antonio Solís.
Pero hay otras canciones que merecen toda la atención de
quienes aman la música llanera, los pasajes “Ya se me pasó el guayabo” escrito
por Antonio Juan Rodríguez y “Me extrañarás” de la autoría de Laura Hernández.
Fruto de constancia:
Es su
primera siembra musical. Sin embargo, los comentarios han sido positivos. En la
medida de la promoción será el público quien juzgue la propuesta. Sin embargo,
demás está decir que el esfuerzo logrado la inspira seguir creciendo. Por
supuesto, con el apoyo de su familia y cada una de las personas que colaboran a
diario para que su talento florezca.
Su recomendación a quienes se disponen o inician en la
carrera del canto, es perseverancia, reflexión y convicción de que los sueños
aunque parezcan difíciles, no lo son, pero para hacerlos realidad, hay que
perseguirlos con los ojos bien abiertos.
Quien la oye cantar, sabrá que “la soisola de El Tigre”,
canta bueno.
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